La importancia del dibujo infantil

Pintar es placentero

Cualquiera puede decirlo: existe un placer básico en pintar, en tomar un pincel y hacer garabatos sobre un trozo de papel. Es una actividad que nos gusta realizar literalmente “por amor al arte”. Cuando los niños se sientan a pintar podemos notar que se relajan y disfrutan el proceso creativo. Gozan dándoles formas y colores a las figuras. Incluso en el niño con las menores habilidades para la pintura, se produce un camino entre su corazón y cada pincelada, que reporta alegría y paz. 

Pintar fomenta el diálogo

Los niños pequeños aún no son capaces de expresar sentimientos complejos usando las palabras; sin embargo, a menudo son capaces de hacerlo pintura. Cuando le preguntamos a un menor que tiene problemas sobre su dibujo, este siente que el foco de atención se desplaza hacia su arte, de modo que suelen compartir mejor lo que han querido expresar que si le preguntáramos directamente.

Un adulto sabio puede lograr establecer un diálogo sobre sus emociones negativas animándolo a hablar de su dibujo.

Pintar canaliza emociones negativas

La pintura alivia el espíritu y confiere una buena vía para reducir la tristeza, el rechazo, la ira, el dolor y el miedo. Estos sentimientos infantiles muchas veces pasan desapercibidos por padres y educadores, o se les define como conductas alteradas pues los chicos tienden a enmascarar la fragilidad con la agresividad.

Mediante la pintura, las emociones negativas se canalizan y son expresadas con formas y colores, lo cual nos señala su intensidad y urgencia. Ya no explotarán en violencia y palabrotas, sino que se mostrarán a través del arte.