Malala Yousafzai tiene 16 años. Nació en valle del Swat, remoto paraje situado al norte de Pakistán.
A los 11 años ya escribía un blog para la BBC, que hablabla sobre la vida en su país cuando se encontraba bajo el poder de los talibanes. Bajo un pseudónimo, Gul Makai, escribía sobre la lucha de ella y su familia, que estaba muy implicada (su padre era propietario de una escuela), por la educación de las niñas en su comunidad.
El 9 de octubre de 2012, Malala regresaba del colegio en autobús. Venía de una escuela que no lo parecía. Por fuera, era como cualquier otra casa, no tenía un cartel y los niños no correteaban por fuera. Esto era así porque los talibanes, unos hombres que se caracterizan generalmente por su gran barba y su intolerancia, prohibieron la educación, especialmente para las niñas. Sí, como lo oyes. Les gusta mucho prohibir. Prohiben la música, el baile, los juegos... Como véis, aparte de intolerantes son unos aburridos.
Por esto, las niñas cada vez que iban a la escuela, asumían un riesgo importante (Malala concretamente recibió muchas amenazas durante un año, tanto en su buzón como publicadas en la prensa). Aún así, a ellas les encantaba ir. Allí aprendían muchas cosas importantes y también divertidas. Muchas de las niñas de la clase de Malala querían ser doctoras. Es difícil imaginar porqué esto puede molestarle a alguien. Pero a los talibanes les molestaba mucho.
Lo demostraron ese 9 de octubre, cuando Malala y sus compañeras regresaban de la escuela. En el trayecto, unos hombres hicieron parar el autobús. Uno de ellos subió, preguntó por Malala, se acercó a ella y le disparó tres veces con una pistola.
Malala sobrevivió para contarlo. Este ataque no la hizo callar y esconderse, al contrario. Tras su recuperación volvió más fuerte, más valiente y gritando más alto que ella y todas las niñas del mundo quieren, deben y tienen que estudiar. Malala sigue defendiendo el acceso universal a la educación a través de Malala Fund, una organización sin ánimo de lucro que apuesta por programas de gestión comunitaria y que apoya a los defensores de la educación en todo el mundo.
Como reconocimiento a su valor y a su lucha, a Malala le han otorgado el Premio Nacional de la Paz de Pakistán, el Premio Simone de Beauvoir y otros muchos premios. Ha sido la persona más joven en haber sido nominada para el Premio Nobel de la Paz.
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| "Yo soy Malala", el libro publicado por la joven heroína junto con una periodista. |
Ahora Malala va a un colegio en Inglaterra, donde tiene su actual hogar. Pero aunque ella haya conseguido una normalidad y bienestar que otras no tienen, no se olvida de las niñas del mundo y de su comunidad y sigue trabajando por y para ellas.
Malala es sólo una de las miles de niñas que quieren estudiar y educarse sin molestar a nadie. El talibán que disparó a Malala es sólo uno de los cientos que, sin que se les haya molestado, quieren obstaculizar la educación de las niñas.
Necesitamos más Malalas y menos malos.
Cuéntale a tu hija o hijos, alumnos o alumnas la historia de la increíble Malala y de como "un niño, un profesor, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo"
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